Trastornos emocionales
Toda alteración emocional puede provocar un bloqueo en la expresión de las potencialidades de un individuo.
¿Me siento triste?, ¿estoy enojado?, ¿me desespero fácilmente?, en ocasiones no sé cómo relacionarme, me cuesta trabajo seguir reglas… son algunas de las dificultades que experimentan tanto niños, adolescentes y adultos con sus pensamientos, emociones y comportamiento.
Todo esto se puede solucionar mediante una intervención oportuna y profesional, a través de diferentes técnicas y métodos. En el caso de los niños y los adolescentes, el jugar, el dibujar y el construir, además del hablar, son formas importantes para compartir sentimientos y resolver problemas.
En adultos utilizamos un abordaje integrativo fomentando estrategias cognitivas, afectivas y conductuales para el ajuste y adaptación individual y en relación grupo social.
En terapia se promueve un ambiente de confianza para que se sienta cómodo, seguro y comprendido, lo que le permite expresar sus pensamientos y emociones.
La terapia ofrece una oportunidad para resolver sus problemas, para conocerse a sí mismos, para reconocer y desarrollar sus potencialidades, para aceptarse como son, y crecer con mayor madurez. Las metas de la terapia pueden ser específicas (cambios en el comportamiento, mejorar sus relaciones con los amigos), o más generales (menos ansiedad y mayor autoestima).
En ocasiones los padres no sabemos cómo reaccionar ante lo que le sucede a nuestros hijos, lo cual puede aumentar los problemas y hacernos sentir culpables, por lo que es importante el acompañamiento profesional para recibir orientación cuando nos surgen dudas o dificultades en el camino de la crianza, el proceso educativo y la convivencia con nuestros hijos.
Dependiendo de la edad y el nivel de desarrollo, el niño o el adolescente puede mostrar:
Tensión
Miedo
Ansiedad
Baja tolerancia a la frustración
Estallidos de indignación y agresividad
Actitud autoritaria
Dificultad para seguir reglas
Desorganización
Rechazo social
Baja autoestima
Sentimiento de fracaso personal
Pasividad
Señales de depresión
Rigidez en situaciones nuevas de aprendizaje y pobre rendimiento académico.
Si identificas alguna de estas características en tu hijo contáctenos.